En el intenso escenario de un juicio, una negociación o un interrogatorio, la tensión es una invitada habitual. Las miradas escrutadoras, la necesidad de precisión verbal y la presión por convencer pueden generar un torbellino de emociones y rigidez física que, lejos de ayudar, obstaculiza la claridad y la fluidez. Pero, ¿qué pasaría si existiera una técnica para dominar esa tensión y convertirla en una fuente de poder?
El legendario director y pedagogo teatral Konstantín Stanislavski dedicó su vida a desentrañar los secretos de la actuación auténtica. Su «sistema», aunque concebido para actores, ofrece una herramienta invaluable: la «liberación de los músculos». Esta técnica es fundamental para cualquier abogado que busque mantener la calma, la concentración y la fluidez en las situaciones de alta presión que definen su día a día.
El Enemigo Invisible: La Tensión en el Ámbito Legal
Para Stanislavski, la tensión muscular es un verdadero enemigo de la creatividad y la autenticidad. Describía cómo, en momentos de gran exaltación o al intentar forzar un sentimiento, el cuerpo puede ponerse rígido: «los músculos se contraen involuntariamente y propician innumerables movimientos, inconcebibles poses y gestos, tics nerviosos». Esta anarquía muscular petrifica el cuerpo, corta la respiración, contrae la garganta y afecta los ojos, impidiendo la expresión genuina de las emociones y el pensamiento claro.
Imaginemos a un abogado en la sala del tribunal:
- Un gesto involuntario o una postura rígida puede traicionar inseguridad, aunque las palabras proyecten confianza.
- Una voz tensa o forzada, que Stanislavski llamaba «actuar con voltaje», puede sonar como un «grito» en lugar de proyectar fuerza, o una «ronquera comprimida» que reduce el impacto. La «voz fuerte no es potencia: es sólo eso, voz fuerte, grito».
- El miedo a las pausas o la «prisa, el nerviosismo, el balbuceo de palabras» pueden «mutilar el subtexto» y las experiencias, haciendo que el discurso resulte confuso e irritante para el oyente.
- La «autoescucha», es decir, preocuparse por cómo uno mismo suena o se ve, desvía la atención del verdadero objetivo: influir en el interlocutor.
En última instancia, esta tensión es un síntoma de la «impotencia artística» y puede llevar a recurrir a «clichés» o «falsos convencionalismos de actuación», socavando la credibilidad y la capacidad de conectar con el juez o el jurado.
La Solución de Stanislavski: La Liberación Consciente
Stanislavski fue enfático: «sin un correcto estado físico del actor es imposible lograr un correcto estado interno, es imposible una plena vivencia, y, por lo tanto, es imposible la creación artística». La clave es aprender a «liberar al cuerpo del poder de los músculos y supeditarlo al sentimiento».
Pero, ¿cómo se consigue esto?
- Conciencia y Detección: El primer paso es reconocer la tensión. Stanislavski sugería ejercicios tan simples como acostarse y «tomar nota de varios grupos de músculos… que están tensos sin necesidad». Un «control» o «observador» interno debe cuidar de que no se localice una cantidad adicional de contracción muscular en ningún lugar del cuerpo. Incluso una «pequeña presión en un punto dado, puede detener la facultad creadora».
- Relajación Sistemática: La relajación no es un acto espontáneo, sino un «hábito mecánico subconsciente» que se desarrolla con práctica constante. Se busca que, en momentos de excitación, la tendencia a relajarse sea más fuerte que la de contraerse. Imaginar un «metrónomo» interno que guía cada acción, pensamiento y sensación, ayuda a sincronizar el cuerpo y la mente.
- Postura y Movimiento Consciente: Una «posición del cuerpo» adecuada es vital para que las emociones fluyan libremente y se proyecte confianza y autoestimación. Actividades como la acrobacia (en un sentido metafórico para el abogado, como entrenamiento físico) ayudan a desarrollar la decisión y a «eliminar miedos y prudencias».
- Concentración y «Soledad en Público»: La «plena concentración de toda la naturaleza espiritual y física» permite al abogado olvidarse de los nervios y de la autoobservación. Esto lo lleva a un estado de «soledad en público», donde se siente «más a sus anchas que en sus respectivos hogares», liberando la tensión muscular.
El Abogado «Orgánico»: Fluidez, Verdad y Persuasión
Cuando un abogado domina la relajación muscular y la gestión de su estado físico y anímico, se abre a un nivel superior de comunicación y persuasión:
- Fluidez y Claridad: La ausencia de tensión permite una «dicción clara, hermosa y vivaz», una voz «consistente, densa, metálica» que llena el espacio y un habla «nítida» y «coherente». Esto garantiza que el mensaje sea recibido y comprendido sin esfuerzo por el oyente.
- Comunicación Auténtica: Las palabras son importantes, pero no bastan; necesitan ser llenadas con «sentimientos sinceros» y «vida del espíritu humano». La relajación facilita que esta vida interior fluya y se manifieste en la «acción consciente colmada de sentimiento, contenido y propósito».
- Dominio del Subtexto: Stanislavski definió el subtexto como «la vida del espíritu humano… que fluye ininterrumpida bajo las palabras del texto, dándole constantemente justificación y existencia». Para el abogado, esto significa ir más allá de las palabras del testigo o del oponente para identificar sus motivaciones no expresadas, los sentimientos ocultos y las verdaderas intenciones. La entonación y la pausa «poseen por sí mismas, al margen de las palabras, el poder de influir emocionalmente sobre el oyente», transmitiendo incluso lo inaccesible a la expresión verbal.
- «Sentido de la Verdad» y el «Sí Mágico»: El abogado desarrolla un «sentido de la verdad» que le permite discernir entre lo orgánico y lo artificial. A través del «sí mágico» (la pregunta «¿Qué pasaría si…?»), el abogado puede ponerse en las «circunstancias dadas» de cada parte, recreando mentalmente la situación para despertar «vivencias» auténticas y comprender las motivaciones profundas. Esto no es manipulación, sino una inmersión empática que enriquece la argumentación y la refutación.
- Respuesta Orgánica al Estrés: En lugar de la «histeria teatral» o el «éxtasis falso», el abogado puede responder a la presión de manera «natural, intuitiva y completa». La integración de la mente, la voluntad y el sentimiento, el «triunvirato» de fuerzas motrices de la vida psíquica, asegura una respuesta armónica y coherente.
Un Entrenamiento Continuo, No un Truco Rápido
El camino hacia la liberación muscular y el «estado creador» no es un atajo. Requiere un «estudio sistemático y practicarlo a lo largo de años, durante toda la vida», hasta que se convierta en una «segunda naturaleza». El «aseo del actor» –ejercicios breves de tempo-ritmo y preparación interna antes de un evento– es un ejemplo de cómo integrar esta disciplina en la rutina profesional.
Al adoptar la «psicotécnica consciente», el abogado no solo se prepara para reaccionar, sino que también estimula la «creación subconsciente», permitiendo que la verdad de sus sentimientos y argumentos fluya de manera poderosa y convincente.
En la sala del tribunal, donde las palabras son solo una parte de la batalla, dominar el «subtexto legal» a través de la relajación muscular y una profunda autenticidad puede ser la ventaja definitiva para lograr una justicia verdadera y una comunicación que realmente resuene.