Desentrañando el «Subtexto Legal»: Cómo Leer Entre Líneas a Testigos y Oponentes

En el complejo y a menudo tenso escenario de la sala del tribunal, las palabras son la moneda de cambio. Pero, ¿qué ocurre con aquello que no se dice, lo que se intuye, lo que se esconde bajo la superficie de cada declaración? Para el célebre maestro de la actuación, Konstantín Stanislavski, este «no dicho» es el «subtexto», la verdadera esencia de la comunicación humana. Y, sorprendentemente, esta herramienta teatral es invaluable para cualquier abogado que aspire a leer entre líneas a testigos y oponentes.

El Subtexto: La Vida del Espíritu Humano Bajo las Palabras

Stanislavski definía el subtexto como «la vida del espíritu humano, no manifiesta, sino interiormente sentida, que fluye ininterrumpida bajo las palabras del texto, dándole constantemente justificación y existencia». Es esa corriente subterránea de pensamientos, sentimientos, motivaciones y deseos que anima cada frase que pronunciamos. Mientras que el autor (o en nuestro caso, el testigo o el oponente) proporciona las palabras, es el artista (o el abogado perceptivo) quien desvela el subtexto.

El subtexto no es una idea aislada; es una compleja red donde «se entrelazan múltiples y diversas líneas interiores de la obra y el papel, hecho de síes mágicos, todo tipo de ficciones de la imaginación, circunstancias dadas, movimientos internos, objetos de atención, verdades pequeñas y grandes, y la creencia en ellas, adaptaciones, ajustes y otros elementos similares». Es, en esencia, lo que nos impulsa a decir lo que decimos.

La Corriente Invisible en la Sala del Tribunal

En un interrogatorio o un alegato, las palabras pueden ser cuidadosamente elegidas, pero el subtexto a menudo traiciona lo que realmente está sucediendo. ¿Cómo se manifiesta esta «vida del espíritu humano» en el contexto legal?

  • Comunicación no verbal: Stanislavski enfatizaba que la «entonación y la pausa poseen por sí mismas, al margen de las palabras, el poder de influir emocionalmente sobre el oyente». Un «silencio cargado de múltiples significados» puede ser mucho más elocuente que cualquier frase. Los gestos, los movimientos, la mímica, la mirada y la postura corporal actúan como ventanas al subtexto, revelando la «verdad de mis sentimientos y sensaciones, de la verdad de la motivación interna creadora que trata de revelarse».
  • La música del habla: Un cambio en el ritmo, la fuerza o la melodía de la voz puede indicar dudas, nerviosismo, convicción o engaño. La deformación del habla coloquial, el atropellamiento o la precipitación pueden «mutilar el subtexto» y las experiencias que contiene. Un abogado atento puede identificar la «corriente de intercambio de las ideas y de los sentimientos» que fluye entre los interlocutores, o la ausencia de ella.
  • La importancia del «por qué»: El subtexto no solo se trata de qué se dice, sino por qué se dice. Es el origen de la «acción transversal» y el «leitmotiv espiritual» que guía la conducta.

Cultivando el «Sentido de la Verdad» para el Abogado

Así como el actor debe desarrollar un «sentido excepcionalmente agudo y sutil de la verdad» para «vivir el personaje», el abogado necesita afinar su percepción para descifrar el subtexto legal. Esto implica:

  • Inmersión profunda en los hechos: Antes del juicio, el abogado debe realizar una «internalización de los hechos» tan profunda que se asiente en su subconsciente a nivel emocional. Esto le permitirá «olvidarse de quiénes somos, olvidar la posibilidad de fracasar, vivir el momento del juicio y proyectar nuestra reacción inconsciente de forma desprevenida, natural y poderosa».
  • La «verdad escénica»: Para Stanislavski, la «verdad en la escena es aquello en que el artista cree sinceramente». Un abogado debe buscar la «verdad de sus sentimientos y sensaciones» en relación con el caso, creyendo en la «posibilidad» de lo que se presenta.
  • Concentración total: La «creación es, ante todo, la plena concentración de toda la naturaleza espiritual y física». El abogado debe estar completamente presente, con todos sus sentidos enfocados en la sala del tribunal, no solo en las palabras, sino en las reacciones y expresiones de todos los implicados.
  • Observación activa: Es crucial aprender a «escuchar correctamente» y absorber lo que el otro actor (testigo, oponente) está diciendo, en lugar de simplemente esperar el turno de hablar. Esto implica una «concentración de atención y de poderes de observación» de tipo delicado.

«¿Qué pasaría si…?»: La Llave Mágica para Comprender Motivaciones

El «sí mágico» es la herramienta más potente que Stanislavski ofrece para penetrar en el subtexto. Consiste en plantearse la pregunta hipotética: «¿Qué pasaría si…?».

  • Recrear escenarios hipotéticos: Un abogado puede usar este «sí mágico» para imaginarse en las «circunstancias dadas» del caso, no solo desde la perspectiva de su cliente, sino también desde la de los testigos o la parte contraria. «¿Qué pasaría si yo fuera el testigo y enfrentara este interrogatorio? ¿Cómo me sentiría? ¿Qué querría ocultar? ¿Cuál sería mi verdadera intención al decir esto?»
  • Generar «vivencias» auténticas: Al imaginar estas realidades hipotéticas y creer sinceramente en su posibilidad, el abogado puede despertar «sentimientos sinceros» o «sentimientos que parecen verdaderos». Esto lo transporta del plano de la vida real a una «verdad supuesta», un «estímulo para el subconsciente creador».

Impacto en la Credibilidad y la Persuasión Legal

Cuando un abogado comprende y utiliza el subtexto, su argumentación se eleva de una mera presentación de hechos a una narrativa viva y convincente.

  • Convencer y persuadir: La creencia sincera en la «verdad escénica» del caso se traduce en una argumentación «convincente, persuasiva», «verdadera y orgánica». Esto no es «actuación mecánica» o un «cliché», sino una expresión de la «vida del espíritu humano» del caso.
  • Transmisión de la «idea»: Al vivir los pensamientos y sentimientos del «personaje» (la narrativa del caso), el abogado logra la «transmisión de la tendencia ideológica de la obra», es decir, la esencia de su argumento, ya sea la justicia, la inocencia o la culpabilidad. El jurado o el juez, como el público en el teatro, «deducirá sus propias conclusiones, tomando partido, utilizando cuanto ha visto y oído en el teatro».
  • Evitar lo «falso»: La aplicación del subtexto permite al abogado detectar inconsistencias entre lo verbal y lo no verbal, entre la intención declarada y la oculta, lo que es vital para la credibilidad y para rebatir argumentos falaces. Como decía Stanislavski, «el camino recto, dirigido directamente hacia la tendencia, conduce inevitablemente a una teatralidad vulgar y falsa».

Dominar el «subtexto legal» no se trata de manipular, sino de una comprensión más profunda de la psique humana. Al mirar más allá de las palabras y sintonizar con la corriente invisible de pensamientos y sentimientos, el abogado puede desentrañar verdades ocultas, conectar más auténticamente con los hechos y las personas, y, en última instancia, construir argumentos que no solo informen la mente, sino que también toquen el corazón de la justicia.

 

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