Comunicación Orgánica: El Arte de Conectar con el Jurado y el Cliente

En el exigente escenario del sistema legal, donde la persuasión y la credibilidad son las monedas de cambio más valiosas, la forma en que un abogado se comunica puede ser tan determinante como la solidez de sus argumentos. Constantín Stanislavski, el legendario maestro teatral, solía decir a sus alumnos: «no te creo, no me convences». Esta implacable búsqueda de la verdad y la autenticidad en la actuación nos ofrece una hoja de ruta invaluable para el abogado que busca establecer una comunicación verdaderamente orgánica con el jurado, el juez y el cliente.

La comunicación en el sistema Stanislavski no es un acto superficial, sino una manifestación vital que trasciende las palabras. Como los expertos señalan, «la comunicación es vida, es una ley fundamental de la Naturaleza». En el teatro, el intérprete sube al escenario para que su personaje sea «escuchado y entendido porque se ha ganado el derecho a comunicar y a comunicarse con el público». De igual manera, en el ámbito legal, el abogado debe ganarse el derecho a ser escuchado y comprendido, no solo por la lógica de su caso, sino por la autenticidad y la conexión que establece.

Más allá de las palabras: La Esencia de la Comunicación Veraz

Stanislavski diferenciaba la actuación mecánica de la comunicación genuina. Mientras que la primera puede ser un «milagro de movimientos maravillosos, entonaciones, cambios, risa contagiosa, dicción cristalina», si no hay un contenido interno real, no se capta «nada de lo que había dicho». Es un mero «exhibicionismo».

En contraste, la comunicación verdadera implica un «intercambio de pensamientos y sentimientos con alguien», una «confluencia de sentimientos» y una «corriente ininterrumpida» de ideas y emociones. Se basa en la «sinceridad en las emociones, sentimientos que parecen verdaderos en circunstancias dadas», y en «creer con sinceridad» en lo que se hace y se dice. Para un abogado, esto significa:

  • Evitar la recitación mecánica: No se trata de «vomitar» el libreto, sino de descubrir el sentido social, político y artístico del texto, para transmitir esos valores y visiones al público.
  • Conectar el sentir con el decir: Las palabras deben ser un vehículo para los sentimientos y pensamientos que ya se han experimentado internamente. Si la «corriente de intercambio» se rompe, la comunicación se anula, como un collar con eslabones de lata entre los de oro.

El Arte de la Empatía: Conectar con el Jurado, el Juez y el Cliente

Para establecer una comunicación orgánica, es fundamental entender y empatizar con el «otro». Stanislavski nos legó herramientas psicotécnicas para lograrlo:

  1. «Antenas Emotivas» y Observación Profunda: El actor debe ser capaz de «extender sus antenas emotivas para palpar el alma de otra persona», es decir, «tratar de entender y sentir su disposición interior». Un abogado debe entrenarse para:
    • Observar: Prestar atención al «rostro, la mirada o el tono de voz, a fin de comprender el estado de ánimo de las personas con quienes se habla». Esto aplica a la reacción de un cliente, las preguntas de un juez o el lenguaje corporal de un jurado.
    • Escuchar activamente: No solo oír, sino «escucharlo bien y ser capaces de adentrarse en su subconsciente, ser capaces de saber lo que piensan y lo que sienten». No hacerlo es como estar «desconectado» y no captar «las complejas verdades de la vida».
  2. «Vivir el Papel» a través de las «Circunstancias Dadas» y el «Sí Mágico»: La misión del actor es «adaptar sus propias cualidades humanas a la vida de esa otra persona, y volcar en ello toda su alma», logrando una «creación de esa vida interior del espíritu humano». Para el abogado, esto implica:
    • Comprender la realidad del cliente: Utilizar las «circunstancias dadas» (historia, hechos, consecuencias, época, tiempo y lugar) y el «sí mágico» («¿Qué pasaría si…») para ponerse en la piel del cliente. Al «creer sinceramente en la posibilidad de lo que está obligado a hacer en el escenario», el abogado puede sentir la verdad de la situación de su cliente y transmitirla con convicción.
    • Anticipar al juez y al jurado: Aplicar el mismo principio para prever las inquietudes del juez o las posibles objeciones del jurado. Si el abogado logra creer sinceramente en la situación imaginada, sentirá que «las emociones sinceras o los sentimientos que parecen verdaderos se desarrollarán espontáneamente».
  3. El Poder del Lenguaje No Verbal y la Entonación: La comunicación efectiva va más allá de las palabras. Stanislavski enfatizó que «no solo se transmite un mensaje por medio del significado de las palabras, sino también por el lenguaje no verbal y de la entonación». De hecho, los sistemas no verbales ocupan un 60% en el acto comunicativo.
    • Entonación y Pausas: La entonación y las pausas «poseen por sí mismas, al margen de las palabras, el poder de influir emocionalmente sobre el oyente». Un abogado que domina esto puede «hablar tan suavemente como si estuviera en una pequeña habitación» y aun así ser oído y comprendido por todo el jurado, especialmente si logra despertar su interés.
    • Claridad y Plástica: Una «dicción clara, hermosa y vivaz» es una forma de protegerse contra la pérdida de atención del público. El control muscular y la plástica corporal son esenciales para que el cuerpo y la voz respondan sin tensión y de forma expresiva.

Espontaneidad y Veracidad: La Psicoteénica del Abogado

La comunicación orgánica no puede ser forzada. Debe surgir de manera «natural y subconscientemente». El sistema de Stanislavski enseña una «psicotécnica consciente» para preparar las condiciones que permitan el florecimiento del subconsciente, la inspiración. Se trata de «aprender a no molestar al inconsciente mientras trabaja».

  • Disciplina y Hábito: Para que la espontaneidad no sea accidental, se requiere un «trabajo sistemático y prolongado», convirtiendo lo aprendido en un «hábito» o «segunda naturaleza». Esto permite que el abogado, incluso bajo presión, actúe de forma «libre e individual».
  • Voluntad, Entendimiento y Sentimiento: Estas tres fuerzas motrices de la vida psíquica deben trabajar unidas. El entendimiento del caso, la voluntad de lograr el objetivo principal y el sentimiento de justicia se combinan para una respuesta «natural, intuitiva y completa» a la presión.

Conclusión

La «comunicación orgánica» en el ámbito legal es el arte de fusionar la preparación meticulosa con una entrega auténtica. Al aplicar los principios de Stanislavski, el abogado no solo «adapta sus cualidades humanas a la vida de esa otra persona» (sea cliente, juez o jurado), sino que también eleva su estrategia a un nivel donde la verdad y la empatía se convierten en las herramientas más poderosas para la persuasión y la justicia. No es un atajo, sino un «estudio sistemático y practicarlo a lo largo de años, durante toda la vida». Un camino para que cada interacción sea una «confluencia de sentimientos», logrando una conexión inquebrantable que es, en última instancia, el corazón de cualquier litigio exitoso.

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